Modelo maléfico
de la enfermedad
La enfermedad ha sido inscrita en la lógica de un mal absoluto, integralmente negativizada
por un proceso de reducción semiológica que la vincula a lo dañino, a lo
indeseable, a la anormalidad, o anomalía que debe ser evitada por las medidas
de educación o prevención de la salud. Para
los individuos, la enfermedad no es tan solo una desviación biológica, sino también
una desviación social que se expresa por
un sentimiento de exclusión o desvalorización
social. Socialmente la enfermedad se vive como un absurdo, que no sirve a nadie
La enfermedad
benéfica
La interpretación de la enfermedad como portando sino un valor, por lo menos un
sentido, puesta que ella es vivida como un mensaje a escuchar, restauración de
un equilibrio perdido. La enfermedad vivida como gratificación, ya sea como
aporte del individua al avance de la ciencia en el caso del portador de una
enfermedad rara o desconocida.
Modelos terapéuticos
A la sistematización etiológicas de las enfermedades
se corresponde a un conjunto de estrategias terapéuticas, que en las formas de
polaridades contrastadas dan cuenta de los discursos culturales de los
enfrentamientos a la enfermedad.
Modelo alopático
Son terapias agresivas que responden a la idea de génesis de la enfermedad
por penetración de algo externo con una
contra-agresión.
Modelo homeopático
Reconoce un doble principio de acción: el principio
de la similitud y el principio de lo
infinitesimal, es decir, se cura la enfermedad en base a lo mismo que a causa
en dosis pequeñas.
Modelo sustractivo
La medicina moderna privilegia ampliamente el modelo
curativo sustractivo de la enfermedad, basta recordar la extensa práctica de la sangría, los lavados para aclarar la sangre demasiado
espesa causante de los males cardiovasculares.
Modelo aditivo
de la curación
Las representaciones de este modelo las podemos
encontrar en una variedad de prácticas médicas contemporáneas que agregan algo al organismo; como son alimentación
y vitaminas que refuerzan, trasplantes de órganos que sustituyen una función orgánica
deteriorada. En el campo cultural religioso
se encuentran todas las prácticas
que buscan un agregado de poder para enfrentar las contingencias de la enfermedad,
es decir un sustituto simbólico del poder de una divinidad para conjugar el mal
como podría ocurrir con los talismanes.
Modelo edorsistico
En este modelo se basa en la noción de un estado patológico
que culturalmente en occidente es considerado como un mal, en otros campos representan
un bien. En vez de ser rechazada la enfermedad es, por el contrario saludada
como un nivel superior de existencia, siéndoles reconocidas propiedades terapéuticas.
Modelos exorcisticos
En este modelo, el terapeuta es un combatiente comprometido
con una verdadera guerra contra la enfermedad. La lucha contra el mal y la gran
profusión de metáforas militares es sin duda lo característico de esta aproximación,
por lo demás dominante en nuestra
cultura médica.
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